Un Mooc muy interesante que estoy realizando en estos momentos es el que trata sobre Dirección Pública: Introducción, en la Plataforma Forma2, la plataforma de información y conocimiento promovida por el Instituto Nacional de Administración Pública – INAP y la Escuela de Organización Industrial – EOI, puesto en marcha por el Instituto Andaluz de Administración Pública- IAAP en colaboración con la Escuela Balear de Administración Pública.
Fundamentalmente se centra en los contenidos relativos a la Dirección Pública como tal, dividido en varios módulos a realizar en seis semanas que versan sobre gobernanza y dirección pública, competencias directivas y estilo de liderazgo, ética y responsabilidad pública...
Toda la información se puede encontrar en el siguiente link:
http://forma2.inap.es/courses/IAAP/IAAP_02/2016_T1/about
En el primer módulo se requiere como primera actividad aportar tres ideas en relación con los tres aspectos principales del mismo:
- Función directiva pública.
- Gobernanza y gestión pública.
- Creación de valor público.
Vamos a ello...
Mis funciones como Adminstrador Superior son de carácter jurídico, decidí inscribirme en el curso para mejorar mi formación en el área de Dirección Pública de cara al futuro y porque es uno de los motores primordiales de la Administración Pública actual, por lo que mi aproximación a la Dirección Pública va a ser de carácter teórico pero con aplicación práctica en esta actividad.
Uniendo los tres aspectos, función directiva pública, gobernanza y gestión pública y creación de valor público, me parece interesante introducir el concepto de Modernidad Líquida o Sociedad Líquida de Bauman, en la que en resumen, los cambios se producen a una velocidad tal, que el individuo no tiene tiempo de adaptarse al cambio lo que produce una gran incertidumbre, frente a la Modernidad Sólida o Sociedad Sólida de antaño en la que las fases por las que pasaba cada individuo y la propia sociedad eran previsibles, ello entiendo que corresponde en la evolución de la política clásica a la noción de política a corto plazo frente a la Administración Pública que debe seguir tomando decisiones a largo plazo con el fin de garantizar el interés general, focalizándola necesariamente como garante de un mínimo de estabilidad, siendo los funcionarios los que con su conocimiento experto sirvan de contrapeso a dichos cambios incesantes.
Dichas pautas deberían de ser llevadas a cabo adoptando métodos multicriteriales que ayuden a la decisión dentro de la complejidad de las sociedades actuales, siempre en el ámbito de la gobernanza, e incluso de la metagobernanza, en la que la interacción con los distintos grupos y los tiras y aflojas que puedan generarse debieran de canalizarse para salvaguardar dicho interés general de la ciudadanía generándose a la vez dicho valor adoptando las mejores y mayores innovaciones por parte del directivo público y del propio personal de las Administraciones Públicas que mejoren los servicios públicos, la propia mejora normativa y el funcionamiento de las mismas como resultado de la deliberación con los agentes privados y el resto de actores implicados en la toma de decisiones.
La escucha a los ciudadanos es vital, con la innovación que pueden presentar las aplicaciones de móvil para conocer de manera informal, pero fiable, de sus preocupaciones mayores en su relación con la Administración en cada procedimiento concreto, con explicaciones sencillas, para ciudadanos sin preparación técnica entiendo que se crearía un valor público directamente proporcional a dichas cuestiones planteadas por los ciudadanos.
Trasladado todo ello a los ámbitos de diálogo y deliberación en el ámbito de la gobernanza, con el fin de afrontar la complejidad y aportar solución global desde la autoridad administrativa, se multiplicaría exponencialmente la creación de valor público en la toma final de decisión sobre la asunción de una nueva política pública con la que abordar la problemática planteada por la ciudadanía.